





La respuesta corta es No. No lo intentes, es peligroso, seguramente te vas a lastimar y es poco probable que lo consigas. De hecho, desconozco los facts estadísticos pero seguramente muchas personas que se preparan no logran concretarlo (me tocó verlo en persona). Te recomiendo te acerques a un profesional a que te asesore a completar tu reto de correr un maratón. Ahora bien, yo lo pude lograr, no quiere decir que porque yo pueda tú también, es más, estoy seguro que habrá gente atlética que con aún menos preparación podrían haber hecho mejores tiempos que yo, pero enfín cada quién debe de ir a su ritmo y en su proyecto. Este blog no es una invitación a que hagan un maratón, solamente quería escribir sobre mi experiencia para recordar con lujo de detalle esta experiencia que es una de las más bonitas que me ha pasado en la vida.
En lo personal, si bien no me preparé para un maratón sí me había puesto como meta de año nuevo hacer un maratón. Mi idea platónica y delirante hasta cierto punto era hacer el maratón de Buenos Aires acompañado de una persona muy importante para mí. Por circunstancias de la vida las cosas no salieron como esperaba y si bien no quedó en mí, pasé por una tristeza profunda que me desmotivó en muchos sentidos, llevándose de por medio mi propósito de hacer el maratón y conocer Buenos Aires.
Pero esto no fue algo que pasó de un día al otro, desde que empezó el año me inscribí en un equipo de corredores y de triatlón que se junta a correr en Calzada del Valle, quizá un error de mi parte pero me lo habían recomendado. Una de las coaches siempre fue muy amable conmigo y me apoyó con un plan personalizado y consejos bastante útiles en torno a la respiración y los pasos a llevar para ir mejorando mi rendimiento. El equipo no fue de lo más receptivo conmigo, un par de personas me hacían caras y nunca me sentí incluído, desconozco si así es la cultura sampetrina o simplemente me tardo más de lo normal en agarrar confianza con las personas, pero lo que sí pasó mi línea fue que uno de los coaches irresponsablemente me contagiara de COVID, y ni siquiera avisara o se disculpara conmigo cuando lo hizo con otras personas que contagió.
Después de que me contagié de COVID y me recuperé seguí asistiendo unas cuantas veces más al entrenamiento pero además de que ya no tenía con quién ir a Buenos Aires, YA NO TENÍA CONDICIÓN. Con todo y las caras y scans de mis compañeras me gustaba ir a entrenar porque sí sentía como cada entrenamiento iba mejorando, después del COVID esto no volvió a pasar. Era una montaña rusa, y hasta la fecha sigue siendo un poco así, hay días que tengo un súper rendimiento y hay otros en los que mi cuerpo no da para más después de 4 kilómetros, ya lo analicé y no tiene nada que ver con mi estado de ánimo, creo que tiene que ver con mis horas de sueño útiles, y punto y aparte no he dormido al 100% bien desde enero del 2020. Pero el caso es que si bien me tardé en recuperar la condición para correr unas cuantas semanas, me sentía estancado en cuanto a mi rendimiento, así que tomé la decisión de salir del equipo. No sin antes con mucha motivación y energía, buscando sustituir mi meta del maratón, completando en un buen tiempo y a buen ritmo el 21k Tarahumara que me parece fue en marzo. Después de ese entrenamiento me tomé un descanso en el cual ya no regresaría al equipo y me puse a hacer caminadora y unos cuantos ejercicios en el gimnasio para quemar calorías.
El Maratón Powerade Monterrey 2022
Yo tenía pensado ir al maratón, pero a apoyar a Carlos, uno de mis mejores amigos, sin embargo las cosas no salieron como esperaba, una y otra vez. Dos semanas antes del maratón, Carlos me metió la idea de hacer medio maratón, ya que su hermano que también iba a hacer el maratón estaba lastimado de la pierna y el número ya estaba pagado. Yo accedí, si ya lo he hecho antes, lo puedo hacer de nuevo, pensé. Alomejor lo acabo en un tiempo menos competitivo que el del 21 K Tarahumara, pero de que lo acabo, lo acabo. Y así quedó. No le dije a casi nadie que iba a hacer siquiera el medio maratón, porque en mi mente no hacer el maratón completo significaba dejar algo a medias. Tuve dos semanas para prepararme para los 21 k pero la verdad es que hice muy poco, y en cuanto a mi alimentación, hice casi todo mal ya que había visita en la ciudad y qué más de presumir de Monterrey que su gastronomía.
Llegué a dudar de poder completar el medio maratón, en parte influenciado por tener cerca a personas que estaban más preocupadas por mí que yo mismo. Y con justa razón, la verdad, pero el cuerpo a veces no es racional contra el poder de la mente. Desde que fuí a recoger el kit y ví las calcetas que venían en el kit, así como a cientos de corredores motivados, me emocioné mucho y me empecé a mentalizar de que sí iba a poder. Al día siguiente amanecí con toda la actitud y mentalidad positiva. Decidido que daría mi mejor esfuerzo, y atraído por la narrativa de darlo todo para conseguir completar mi primer maratón en la ciudad que me vió nacer.
Empezó el maratón, con chocolates, gomitas energéticas, música y una estrategia: A paso medio y que no supere los 8 minutos por kilómetro hasta el km 21. De ahí vemos si me quedo en el Bread de Armida o le doy un poco más hasta que aguanten mis piernas. Para mi sorpresa, al kilómetro 10 me sentía muy estable, muy bien, me comí el chocolate que traía y entre eso y la constante hidratación por parte de la organización del maratón me ayudó a sentirme relativamente fresco hasta el kilómetro 18. Los siguientes 3 kilómetros fueron mental y físicamente complicados porque tenía ganas de ir al baño. Pero al acabar el medio maratón mi condición no era de estar agotado, sobretodo después del break que me tomé, me comí una concha de Bread y fuí al baño de distrito Armida y me sentía recargado de energía, sentía que no podía parar si no me sentía cansado así que al acabar la concha, seguí mi paso, con la canción de Mario Baustista “Cabrón Yo Puedo”.
Esta vez ya estaba más decidido a que fuera como fuera acabaría el maratón. Digamos que mentalmente estaba mejor que nunca, pero mi cuerpo y estado físico realmente ya no estaba al 100%. Pero de alguna forma la idea de sorprender a todos, hasta a mí mismo me dió las fuerzas para seguir adelante. Tuve que pasar a un Oxxo ubicado en Calzada del Valle por unos chocolates y la táctica en esta segunda parte era caminar las bajadas y subidas que sintiera para no tensionar mis rodillas y aguantar trotando a ritmo que me permitiera respirar solamente con la nariz. No sabía si era buena estrategia pero a final de cuentas terminó por funcionar.
Me tocó rebasar al padre Paco, un sacerdote muy reconocido por la comunidad y que traía porra a lo largo de todo el trayecto. No recuerdo su edad ni la cantidad de maratones que había completado, pero eran más de 50 años y más de 50 maratones. Algo increíble. También se le acabó la batería a mis audífonos y los últimos 15 kilómetros los hice sin música. A partir del kilómetro 36 ya mi energía física estaba muy baja pero rendirse a 6 kilómetros de la meta no lo veía como opción. Hubo un último obstáculo que por poco me deja fuera a tan solo 4 kilómetros de la meta. Como constantemente me iba hidratando, me dieron ganas de ir al baño, y en efecto había baños portátiles instalados en el circuito, pero mi cuerpo se desentendió después de deshidratarme un poco sentí un retorcijón muy fuerte en mi estómago/entrepierna y por un momento pensé que hasta ahí había llegado. Pero a pesar de sentir dolor muy fuerte empecé a trotar y concentrarme en mi respiración hasta que el dolor se fue desvaneciendo.
Entrando a Fundidora, se sentía la vibra y energía de que estaba por lograrlo. Mi papá me vió llegar a unos cuantos metros de la meta y corrió conmigo unos cuantos pasos, echándome ánimo. Jeffrey, que era la visita desde el viejo continente, también me vió y grabó los últimos 20 metros del maratón. Y así con Chambea de Bad Bunny de fondo y 6 horas pasadas del inicio del maratón, crucé la meta. No podía creer lo que había hecho, en la fila para las chamarras de “finisher” me ganó el sentimiento y las lágrimas. Sí se pudo, Sí pude.
Para concluir:
Si te pasó que no fuiste socialmente aceptado en tu equipo de triatlón aún puedes completar tu maratón, otra gente no va correr por tí.
Si te pasó que tu disque “Coach” te contagió de COVID o una enfermedad se interpone entre tus metas, va ser difícil pero la mente todo lo puede.
Si te pasó que no te pudiste concentrar y perdiste el camino, no te preocupes que existen los retornos y vías alternas para llegar a tu objetivo.
Si te pasa que para casi todo todos dudan de tí, a tal grado que tú mismx estabas empezando a dudar de tí, recuerda que lo grandioso de la vida no es decir, es conseguir y lo más importante es lo que tú pienses de tí.
Si te pasa que la vida te lanza oportunidades y te da miedo tomarlas, piensa en cómo lo peor que podría pasar es que tengas una historia más que contar.
Si tienes un objetivo o meta, hazlo realidad por y para tí, la gente que te quiere de verdad se alegrará y la vas a impactar positivamente de una forma u otra.
Y para no hacer el cuento más largo…
Sí, sí se puede correr un maratón sin preparación, te lo aseguro.